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Preguntas Frecuentes
¿Qué es una canonesa?
FAQS

Es una religiosa de vida contemplativa que vive su particular vocación desde la plegaria (preferentemente litúrgica), la acogida y la fraternidad dentro de un sentido de profunda comunión eclesial, sobre todo, siendo una constante intercesora en su propia Iglesia local así como de las necesidades de la Iglesia universal.

Lo específico de la Canonesa, como dicen nuestras Constituciones, es la consagración al seguimiento de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote.

El seguimiento de Cristo considerado preferentemente como SACERDOTE ORANTE en favor del Pueblo de Dios. (Const. I,2). La Canonesa vive una espiritualidad sacerdotal de comunión con Cristo Sacerdote, Mediador, oblacionada para el bien de toda la Iglesia. Toda la vida (plegaria, trabajo, recreación,...) es liturgia de amor que nos integra a la ofrenda de Jesús. Esa vivencia nos hace estar muy cercanas a los sacerdotes para acogerles espiritualmente con amor.

¿Qué pasos ha de seguir una chica hasta ser religiosa?

En nuestro caso concreto, la joven que desea ingresar en nuestra Comunidad primero ha de haber mantenido un tiempo de contacto y mutuo conocimiento con ella. A continuación, y ya dentro de la canónica inicia el postulantado que es de duración variable teniendo en cuenta cada caso. El segundo paso es el noviciado que son dos años al final del cual se empieza el juniorado que dura tres, culminando el proceso con la Profesión Solemne en la que la religiosa queda totalmente incorporada a la comunidad.

A lo largo de este tiempo la joven va haciendo el paso progresivo de la vida seglar a la religiosa, conformando mente y corazón con el proyecto que Dios tiene para ella. Cuenta con la ayuda de una hermana concreta de la comunidad que la ayuda en su discernimiento, así como con la oración fraterna de las hermanas que sostienen su proceso vocacional.

¿De qué vivís?

Vivimos de nuestro trabajo, del esfuerzo diario por ‘ganarnos el pan’ como toda persona hoy en día. A este respecto, nuestras Constituciones son muy claras indicándonos lo siguiente: “El trabajo es una condición de la pobreza evangélica, al mismo tiempo que un imperativo de la actual mentalidad social. Se empeñará pues la Canonesa, en realizarlo con la mayor perfección posible, conciliándolo siempre con la finalidad contemplativa de nuestras vidas”. (Const. VII, 69). A lo largo de la jornada tenemos horas concretas dedicadas al trabajo (preferentemente manual) que, además de ser un medio de austeridad, nos ayuda a vivir muy en comunión con tantas personas que muchas veces deben trabajar en condiciones duras e injustas.

¿Por qué te has hecho religiosa?

Ante todo, la vocación es un don, un regalo que recibes, que se te da gratuitamente… Es aquello de san Juan: “No sois vosotros quienes me habéis elegido sino que soy yo quien os he elegido…” (Cf. Jn 15,16). Por tanto, Somos conscientes de que la iniciativa parte de Él, pero también intentamos dar respuesta al anhelo  de felicidad que todos llevamos dentro, la mejor opción, en nuestro caso concreto, ha sido ésta. Cuando explicamos un poco la vocación, decimos que vivimos entregadas a Dios por amor a los demás.

¿Por qué rezáis todas juntas todos los días?

La oración -tanto litúrgica como personal- es el manantial que nutre nuestra vida de contemplación. Además, el rezo litúrgico nos hermana entre nosotras, juntas elevamos a Dios una alabanza continua de acción de gracias al Padre. Llamadas a esta vida concreta de contemplación, rezar juntas nos ayuda a compartir los bienes, sobre todo espirituales, con cada hermana, lo que nos aporta una gran riqueza.

¿Votáis?

Sí, salimos para votar y cumplir con nuestra obligación como cualquier ciudadano, ya que el vivir en la Canónica no nos aleja de la sociedad en la que vivimos.

¿Cómo se elige a la Priora?

Cada tres años se convoca el Capítulo conventual que es la máxima representación de la Comunidad integrado por todas las hermanas de votos solemnes. En esa reunión, después de una preparación espiritual invocando la asistencia del Espíritu Santo, se elige a la religiosa que la mayoría de los miembros considera apta para servir a las demás como Priora. Conviene aquí recordar, para evitar los tópicos y prejuicios que se tenían antaño, que la Priora es una hermana más en la Comunidad y que desempeña su servicio de una manera entregada y generosa.

¿Puede algún día irse una religiosa?

Siempre que nos hacen esta pregunta suelo decir: “Lo mismo que las puertas de esta casa se abrieron para acoger a la nueva postulante, así también se abrirán si decide que no quiere continuar en la vida religiosa”. Aquí somos libres, no estamos ‘atadas’ ni obligadas forzosamente a llevar este estilo de vida, pues lo hemos abrazado desde el amor y ¡somos felices!

¿Estáis al día de lo que pasa en el mundo?

Aunque para nosotras no sea prioritario estar informadas de todo, la verdad es que procuramos, de tanto en tanto, escuchar las noticias (que es lo único que vemos de la televisión) así como leer revistas de información social y religiosa que nos ayudan para ‘encarnar’, aún más, nuestra plegaria de intercesión por los demás.

¿Visitas a tu familia de vez en cuando?

La familia viene a visitarnos con frecuencia. De todos modos, hay casos en los que, si es necesario, la hermana puede ir a casa; sobre todo cuando se trata de los parientes más cercanos y si están enfermos. La relación familiar no se rompe sino que, por el  contrario, se transforma y se hace más profunda.

¿No te aburre esta vida?

La palabra ‘aburrimiento’ no se conoce aquí, en la canónica… Nuestra jornada canonical es muy completa y está estructurada de manera que, a cada momento, sabemos lo que hay que hacer. Es una ventaja que lejos de hacernos sentir sometidas, nos permite permanecer libres y disponibles para cumplir la voluntad de Dios a cada momento.

¿Discutís alguna vez?

San Agustín nos recuerda que la unidad comunitaria se ha de entender dentro de la diversidad y no desde la uniformidad. ¿Qué quiere decir con eso? Pues algo muy sencillo: aunque vivimos juntas, compartiendo casi las veinticuatro horas del día, y nuestro hábito y forma de vida es el mismo; cada una es diferente de la otra. La diversidad es una riqueza que se ha de respetar ya que cada una aporta, desde su peculiaridad propia, aquello que hace posible que la comunidad se vaya edificando. Bien es verdad que, a momentos, como puede pasar en todo grupo humano, surgen diferencias pero poseemos actitudes que custodiamos como un tesoro en nuestra vida fraterna y que son el perdón, la reconciliación y la caridad.

¿Tu vida es difícil?

Más que difícil yo diría que es exigente. El Señor no nos fuerza pero sí nos exige mantener un ‘tono de vida’ capaz de dar respuesta en cada momento a lo que se nos pide. Acoger la llamada de Dios a este estilo de vida nos sitúa en una dinámica de respuesta continua a lo que Él nos va pidiendo. Es ir acogiendo Su Voluntad en vez de mis comodidades, mis caprichos… Ciertamente no es fácil, pero el Señor, que no se deja vencer en generosidad, va concediendo Su gracia a cada instante haciendo posible la respuesta de cada una.

¿Cómo se organiza la comunidad?

Nuestro horario es muy equilibrado lo que nos permite tener tiempos fuertes de oración litúrgica y personal, trabajo, estudio, recreación en comunidad y descanso. En el apartado de comunidad lo encontrarás explicado con todo detalle.

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